Locelier, exemple de formació i inserció laboral
“Donde estoy trabajando existe la necesidad de que yo me cuide para que ellos puedan estar bien”.
Entrevistem a Loceliem, treballador del Centre Ocupacional de la Fundació Ginac, després de formar-se com a participant del programa FOAP de la Fundació Santa Teresa (Programa de Formació d’Oferta en Àrees Prioritàries, dels Servei d’ocupació de la Generalitat de Catalunya).
Soy biólogo. En 2013 me fui a vivir a Huesca para presentarme a oposiciones para profesor de biología, pero me echaron de la lista por no tener el DNI (tenía el resguardo pero no el DNI físico). Volví a Catalunya y quería ser profesor, pero me faltaba el Certificado de Aptitud Pedagógica para poderme presentarme. Me fui a Sabadell, donde comencé a trabajar de camarero en un apartotel.
Me iba muy bien, empecé a levantar cabeza y entonces vino la operación
Fue duro porque yo no sabía qué me estaba pasando. Yo pensaba que tenía un problema circulatorio porque al caminar, me tropezaba, me caía, y hasta llegué a dejar de caminar. Pasé mucho miedo porque al principio pensaban que era un cáncer cerebral. Luego vieron que era una hernia cervical, bastante grande, que me estaba dañando la médula. Me operaron de urgencia, pero perdí el trabajo y vine a vivir a Roda de Barà.
Al principio lo pasé mal. Luego pensé ‘esto es lo que te toca’ y así he ido haciendo. Pero al principio fue duro. Estar ahí solo, la incertidumbre de no saber qué era lo que me estaba pasando. Con el diagnóstico y la operación ya me relajé más. Sabía que a lo mejor podría quedar mal, de hecho la hernia ya había dañado la médula, pero a veces ponemos las cosas en niveles y una hernia, aunque podía quedar mal, era mejor que un cáncer. El proceso de convalecencia y recuperación me llevó 2 años. Hice la rehabilitación con una chica que estaba en silla de ruedas, la operaron de lo mismo que a mí y quedó mal. Yo por lo menos tuve suerte.
Aprender a vivir con una discapacidad
Yo no pensaba que tenía una discapacidad, pero cuando me levanto por las mañanas agarrotado y tengo que hacer empezar a hacer estiramientos me doy cuenta de que sí la tengo, o cuando camino y me tropiezo, cando bajo las escaleras, que no la puedo bajar normal, las piruetas que hacía antes, que me encantaba… Pero intento caminar lo mejor posible para después no tener dolores. Es aprender un poco con eso.
A veces de noche no puedo dormir porque me duelen mucho las piernas; pierdo la estabilidad del lado derecho al caminar y la sensibilidad del lado izquierdo; no puedo hacer movimientos rápidos… lo compenso haciendo ejercicio, yendo a nadar, intentando coger masa muscular para no perder tanto el equilibrio al caminar. Cada 4 o 5 meses me infiltran con toxina botulínica, que son 7 pinchazos en la parte de atrás de la pierna hasta el tobillo para que la pierna no me duela tanto.
Pero no solo es el tema salud, sino también económico. Yo estaba cobrando una baja pero aun así no llegaba para poder sufragar mis gastos. Luego me dieron la discapacidad por un año, por los problemas de movilidad y los dolores, y luego la permanente.
A la Fundación Santa Teresa vine buscando trabajo
Buscaba un centro donde poder ejercer. Siempre tuve las ganas de retomar mi carrera. Yo no tenía ningún tipo de curso que me permitiera trabajar aquí. Volví a trabajar de administrativo en una empresa de restauración e inmobiliaria, pero tuve una gran caída y vieron que tenía tres hernias discales más en las lumbares. Volví a perder mi trabajo. Estando en el paro quise ver los cursos que había y el “curso de promoción e intervención socioeducativa para personas con discapacidad” de la Fundación Santa Teresa en el Vendrell, y me pareció interesante.
Empecé con muchas ganas porque incluso antes de empezar el curso ya me estaba buscando cosas en Internet y poco a poco me fue formando una vocación o agrandando esa vocación que yo tenía hacia el sector socioeducativo. Fui aprendiendo cosas que realmente iba contrastando porque mi hermano murió de una discapacidad generalizada física a los 16 años y entonces iba contrastando y descubriendo lo que había pasado en mi familia en otra época, y fue muy bonito. Me lo tomé muy seriamente y cumplí mis expectativas. Ahora quiero seguir aprendiendo. Me gustaría terminar la parte que me queda de integración social o hacer otro tipo de estudios relacionados con el tema de la discapacidad.
Este curso de ha sido un punto de inflexión en mi vida
En lo educativo porque aprendí mucho y en lo laboral porque conseguí un trabajo. Todavía estoy aprendiendo e incluso para mí mismo, en cómo orientarme, cómo organizarme y en saber gestionar mis emociones, porque yo antes era una bomba de relojería y ahora medito mucho y pienso mucho las cosas.
Cuando se paró el curso por el covid yo estaba cobrando el paro y necesitaba trabajar, pero en el momento que estábamos viviendo tenía mucho miedo que me llamaran para trabajar, y justo me llamaron. Fui porque todavía faltaba terminar el curso y la práctica me iba a dar un poquito más de aprendizaje. De hecho he aprendido a empatizar, a ponerme en el lugar de los demás; a tener un sentido común sobre qué respuestas dar, qué camino tomar en una situación determinada y algo que resume estas dos cosas, que es que fue aumentando el nivel de vocación y hoy por hoy me siento contentísimo de haber tenido esta experiencia, que contrastaba lo que yo estaba haciendo con lo que con lo que estaba estudiando.
Ahora veo importantísimo hacer una formación dual o teórico-práctica, porque de esta manera llegas con más herramientas cuando llegue hasta el trabajo. Y no solo porque aprendes, sino porque formas una vocación.
Mi discapacidad es física y yo estoy atendiendo personas con discapacidad intelectual, y aunque ninguna se parece y el tratamiento es completamente diferente para cada uno, mi discapacidad sí que ayuda un poco en la forma de ver las cosas, en ver cómo puedes ayudar a los demás para para vencer obstáculos, para tener un poco más de autonomía, porque tú lo estás viviendo en carne propia. Pero tampoco te da todos los recursos, porque cuando tratas a las personas con discapacidad intelectual hay muchas cosas más allá que aprendes, como la sinceridad que tienen por encima de todo, porque te van a decir lo que piensan y esto a veces no te lo encuentras en la sociedad. O la amistad que te profesan.
Quiero seguir creciendo en el aprendizaje en este camino laboral. Aunque he tenido la gran suerte de estar trabajando en la Fundación, todavía me falta muchísimo. A veces cuando estoy trabajando siento que me falta un poco de poder de decisión porque desconozco, o porque me faltan herramientas, y voy descubriendo poco a poco estas herramientas. Me encantaría impartir clases a las personas con discapacidad. Y aunque creo que la educación general no dista llegada de la educación especial, la preparación tiene que ser diferente, y eso me falta y eso quiero aprender.
Lo que más me ha ayudado a mí también a superar obstáculos ha sido poder ayudar.
Cuando vivía en Huesca y vino toda la crisis económica tuve que cerrar el negocio que tenía. Una amiga me dijo si quería hacer voluntariado con personas con discapacidad. Yo no tenía ni idea pero sabía bailar, y empecé a enseñarles baile, incluso hicimos coreografía. Creo que esto también me ayudó muchísimo a superar el estado emocional que yo tenía en ese momento, por el hecho de ayudar a los demás me ayuda a mí mismo, como una manera de salir adelante.
A veces pienso que el hecho de estar solo me puede afectar, aunque tengo muchas amistades y mucha gente que me ha demostrado que me estiman. Pero en el trabajo no me siento solo. Cuando salgo sí, pero en estos momentos no me importa, no tengo relaciones porque con el covid, entiendo que donde estoy trabajando existe la necesidad de que yo me cuide para que ellos puedan estar bien también, y lo vivo de esa manera.